Mi guía:
Este relato es muy especial para mí porque fue el que más
trabajo me llevó del libro. Lo trabajé en un taller literario y en total hice 5
borradores. Se trata de un personaje local llamado Quique Fernández. Mi
intensión fue retratarlo como algo más que una persona como usted o yo… un tipo
que eligió ser así y a cambio de ello (del desprecio, el odio y la repulsión
que la gente siente por él) aceptó una misión muy peculiar.
Su mano:
Este cuento es uno de los más viejos de los 12 que componen
"Ruinas del alma". Es uno de los tres cuentos que considero de amor
(es todo el amor que me sale). Se me ocurrió un día que me pregunté qué pasaría
si tengo un accidente de cualquier tipo y no tengo la posibilidad de despedirme
de mi amada (o ella de mí) y de decirle una última palabra... y ¿cuál sería?
Por supuesto, el cuento siempre estuvo dedicado a mi esposa, Salomé.
Amiguito:
Antes de la publicación de "Ruinas..." se tituló
"Una vez me perdí en el bosque" y fue el primer cuento de mi autoría
publicado en soporte papel (porque ya había publicado en la web), en una
revista de rock llamada Mavirock. Hoy guardo dos ejemplares. Yo lo considero un
humilde antes y después. Es un cuento que apela al animal que llevamos dentro,
listo y dispuesto a emerger cuando haga falta... o la necesidad obligue.
Poseídas:
Este cuento lo escribí con la idea de llevar adelante eso
que alguien llamó "escritura espontánea", escribir lo primero que se
te viene a la mente. Junté muchas cosas en pocos renglones. La idea y el
desafío de hacer un microrrelato, escritura espontánea y la idea de un
sacrilegio en un penteón. Al estilo Poe.
Mi diálogo conmigo después de raptar a nuestra esposa:
Además de un título que me encanta cada vez que lo leo, es
un relato que considero de amor. También fue redactado en escritura espontánea
y tiene la finalidad de mostrar que todos tenemos un lado oscuro que trata de
emerger y tomar control. En este caso, ese yo interior, se debate con el yo
externo el amor de una mujer.
La jaula del silencio:
Este cuento, el más largo de la antología, es un relato que
surgió en un taller de escritura que dicté en la UPCN de Río Gallegos. Tenía
dos alumnos que siempre estaban discutiendo. Uno era callado y bromista, la
otra era charlatana. Estábamos haciendo un trabajo sobre las manías compulsivas
y el varón dijo que podríamos encerrar a la piba habladora en una jaula,
filmarla y ver cómo se vuelve loca. "Capaz que habla hasta con las
paredes". La idea me pareció interesante y la escribí. El cuento salió a
la hoja esa misma noche y ha ido teniendo muchas modificaciones a lo largo del
taller donde corregí Ruinas del alma.
Del otro lado de la tapia:
La idea de este relato se me ocurrió hace mucho, allá en
Córdoba, cuando me cruzaba a buscar la pelota que se me había caído en la casa
del vecino. En aquellos tiempos, no sabía llevar buenas ideas al papel, así que
me dediqué a guardarla en la memoria y aquí está.
El transporte:
El camino descripto en el relato existe. Y es tan misterioso
de noche como lo escribí allí. Durante un tiempo trabajé de preceptor en la
Escuela Industrial Nº 6 y fue una experiencia hermosa. Como está muy apartada
de la ciudad, tenía que pagar una tráfic para que me llevara. Muchos de los
alumnos también viajaban en ella. Uno de ellos, Gustavo Bañados, sabía que yo
escribía. Una mañana oscura, como lo son en el invierno en Gallegos, divisé el
paisaje aterrador del lugar y se me ocurrió hacer algo con ello. A Gustavo le
gustó la idea y la llevé al papel para participar en un concurso... que gané.
Villa Agonía:
Viendo la película "Monkey Bone" se me ocurrió que
la gente que agonizara se fuera a un lugar que significara mucho, mientras
esperan su suerte. Pensé en qué lugar me gustaría ir a mí en ese caso (toco
madera) y no dudé en responder Punta Loyola. Para aquellos que la conocen les
digo: "Sí, sí, a mí me gusta Loyola". A quienes no la conocen, es una
simple playa desierta con un barco oxidado y destruido y un sólo árbol
inclinado por las inclemencias del viento.
No hay un día que no piense en ella:
Este relato corto fue escrito con dos finalidades: una, para
un concurso literario (que tuve suerte de ganar) y la otra porque quería
incluir en "Ruinas del alma", el día que se publicara, un cuento
sobre amor fugaz... de esos que suceden por obra misma del amor o el destino.
En mis paseos por la ría local, me imaginé un encuentro con alguna criatura...
así fue como quedó el cuento que se publicó finalmente.
El misterio del triángulo:
Este es uno de los cuentos más viejos que tengo. Es una
historia que les contaba a unos amigos (aunque quien más la recuerda es Carla)
junto con otra historia de un perro extraño. Decidí escribirla por nostalgia,
más que nada y mantener la escritura en formato de leyenda de los parejes
mágicos que tiene esta hermosa provincia.
Mañana será otra noche:
Es una parodia de las películas de Hollywood de terror y
alimanias en las que se cumplen con los estereotipos. Este cuento tiene cuatro
puntos de vista, cuatro personajes distintos, parte de una misma historia.
Ocurre en uno de los varios pueblo que inventé en esta provincia. En este caso
en Cerro Azul, custodiado por el volcán de la Laguna Azul. Un lugar místico,
mágico, extraño y muy inspirador. Tiene un cartel que cuenta las leyendas del
lugar... ¿cómo no inspirarse, entonces?
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